Un cierre del 2018 con título de liga y subcampeonato internacional, generaron demasiadas expectativas en el inicio de este 2019 sobre el Junior de Barranquilla, que a pesar de las salidas de jugadores importantes como Yony González, Jarlan Barrera y la de su director técnico, Julio Comesaña, mantuvo la base para su gran objetivo, la Copa Libertadores.
Sin embargo, el equipo hoy al mando del mundialista Luis Fernando Suárez, volvió a desentonar el día de ayer al caer en Brasil, a manos del Palmeiras por tres goles a cero, lo que le significó la eliminación de la Libertadores y una decepción más en el ámbito internacional que tanto le ha costado al elenco ‘rojiblanco’.
El panorama en Copa Libertadores para el campeón colombiano es demasiado complejo, es último del Grupo F con cero unidades, sin duda una campaña para el olvido. Al Junior le restan dos juegos de local ante San Lorenzo de Argentina y el Melgar del Perú. De ganar estos dos compromisos y de darse otros resultados, podría aspirar a clasificar a la Copa Suramericana, y ¿por qué no? tener una revancha en dicho certamen.
Lo cierto, es que el desempeño del Junior en Copa Libertadores es un completo fracaso, y deja claro que no tiene la jerarquía necesaria para encarar estos torneos, y el bajo nivel mostrado, contrasta con pobre rendimiento de los demás representantes colombianos a nivel continental.
Es un fracaso rotundo, porque con una nómina tan costosa y con jugadores de cartel como Teófilo Gutiérrez, Luis Díaz y Matías Fernández, que no ha estado a la altura de la situación, no se puede hacer un papelón de esta magnitud. No sé puede vivir del famoso dicho ´Junior tu papá´ porque lo demostrado hasta ahora, es que el Junior es el ´Papá de nadie’, y está muy lejos de ser un equipo con mística copera. Es la realidad.